Un libro bucea en los desequilibrios emocionales de los últimos grandes filósofos
A medio camino entre la biografía y el ensayo, entre la chismografía y el debate intelectual, los investigadores norteamericanos Nigel Rodgers y Mel Thompson recorren en Locura filosofal las excentricidades personales de pensadores emblemáticos como Nietzsche, Heidegger, Foucault y Sartre, entre otros.
A medio camino entre la biografía y el ensayo, entre la chismografía y el debate intelectual, los investigadores norteamericanos Nigel Rodgers y Mel Thompson recorren en Locura filosofal las excentricidades personales de pensadores emblemáticos como Nietzsche, Heidegger, Foucault y Sartre, entre otros.
Pensamiento y locura se encuentran dinámicamente asociados desde la antigüedad. De esta peligrosa "asociación lícita" trata este volumen que traza una serie de estampas biográficas que abordan desde un costado poco convencional las claves de la filosofía moderna. "Quien con monstruos lucha, cuídese de no convertirse a su vez en uno. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti", aseguró alguna vez Nietzsche, un alma que se sabe por lo menos atormentada. Desde un ofuscado y ególatra Ludwig Wittgenstein que amenaza a su colega Karl Popper con un atizador, hasta un eufórico Michel Foucault que recorre algunos de los saunas masoquistas más famosos de Estados Unidos, Locura filosofal exhibe los desvaríos y la excentricidad de los grandes filósofos de la modernidad. La obra, recién editada por el sello español Melusina, permite descubrir los bajos fondos de las estrellas de la filosofía y recordar que los grandes intelectuales son también hombres vulnerables y falibles. Las vidas de Rousseau, Schopenhauer, Nietzsche, Russell, Wittgenstein, Sartre y Foucault son detalladas con minucia por los autores, quienes pretenden demostrar cómo el propio comportamiento del filósofo -algunas veces incorrecto, otras, directamente demencial- guarda una estrecha relación con sus teorías. Los autores parecieran ampararse en una afirmación de Nietzsche para justificar el emprendimiento. "Toda gran filosofía es la confesión de su creador y una especie de memorias involuntarias", escribió el autor de Así habló Zarathustra. Su discípulo, Martín Heidegger también habilita los errores propios de los grandes pensadores al insinuar que "quien piensa en grande, en grande debe errar".
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