23 ene 2008

Este Domingo, Sartre y La Trascendencia del Ego

Jean-Paul Charles Aymard Sartre

(París, 21 de junio de 1905 – Ibídem, 15 de abril de 1980), conocido comúnmente como Jean-Paul Sartre, fue un filósofo y escritor francés, exponente del existencialismo. Fue el décimo escritor francés seleccionado como Premio Nobel de Literatura pero lo rechazó explicando en una carta a la Academia Sueca que él tenía por regla declinar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían de desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones.

Los padres de Sartre fueron Jean-Baptiste Sartre, un oficial naval, y Anne-Marie Schweitzer, hermana de Albert Schweitzer. Su padre murió de fiebre cuando él tenía 15 meses, y Anne-Marie lo crió con ayuda de su abuelo, Charles Schweitzer, quien enseñaría matemáticas a Jean-Paul y le introduciría desde muy joven a la literatura clásica.
La filosofía le atrajo desde su adolescencia en los años 20, cuando leyó Essai sur les données immédiates de la conscience, de Henri Bergson. Estudió en París en la elitista École Normale Supérieure, donde conoció en 1929 a
Simone de Beauvoir y a Raymond Aron. Sartre y de Beauvoir se volvieron compañeros inseparables durante el resto de sus vidas, en una relación no-monógama. Juntos combatieron las suposiciones y expectativas de la formación burguesa. El conflicto entre la opresiva y destructiva conformidad espiritual (mala fe) y un «auténtico» estado de existencia, se convirtió en el tema central del trabajo de Sartre, un tema desarrollado en su principal trabajo filosófico El ser y la nada (1944).
La introducción más conocida a la filosofía de Sartre es su trabajo El existencialismo es un humanismo (1946). En este trabajo, Sartre defiende el existencialismo de sus críticos, que al final requieren la falsificación de sus ideas.
Se graduó de la École Normale Supérieure en 1929 con un doctorado en filosofía y sirvió como conscripto en el Ejército Francés de
1929 a 1931. En 1964, rehusó el Premio Nobel de Literatura alegando que su aceptación implicaría perder su identidad de filósofo.
Su vida se caracterizó por una actitud militante de la filosofía, se solidarizó con los más importantes acontecimientos de su época como el Mayo Francés, la Revolución Cultural China —en su etapa de acercamiento a los maoístas, al final de su vida— y con la
Revolución Cubana. Es el paradigma del intelectual comprometido del siglo XX.
Sus restos descansan en el
cementerio de Montparnasse de París. A su funeral asistieron unas 50.000 personas.

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